De mi
boca sale un ahogado grito
Alma desgarrada
lo devela
Contenida
en un pecho marchito
Y te
recuerdo como quien sueña…
Como es
posible que el amor duela
un
pésame sea aquello que debería ser bonito
Tus
ojos chinos…
Sabios,
que se tornan achispados con tu risa
Tu
bigote altanero perfila tus labios gruesos
Que me
encanta beberme aprisa
Y sin
pensarlo me entrego
A tu
calma y tu pereza
A tus enormes abrazos
Caigo en
el juego
De la
seducción y la impaciencia
Por querer
ser tu momentánea pertenencia
Ya no
soy tu sueño
Ya no
soy aquella lejana muñeca de cristal
Que no
conocías…
Tú no
eres mi dueño
Y la
sabiduría me dice que yo tampoco soy la tuya
Como herida
llena de sal
Así
siento la entrega total
Con dolor
y lágrimas
Que se
desplazan por mi cara clara y sonriente
Pureza
de espíritu me invade,
Pero no
sé si es placer que a este se añade
Una pizca
de angustia y desazón
Por no
ser tu dueña mi amor
Radha
Lybica
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